El 5 de agosto de 2023, día en que la Iglesia Universal festeja a la Madre de Dios bajo la antiquísima advocación de Santa María de las Nieves, la Cofradía Servita de Nuestra Señora de la Soledad ha vivido el gozo de contemplar a su titular entronizada de nuevo en su camarín una vez finalizadas las labores de restauración a las que ha sido sometida esta devota y milagrosa imagen, joya patrimonial datada en 1583 gracias a la conservación del contrato de su hechura. Las celebraciones comenzaron en el Santuario de la Patrona cantillanera a las 10 de la mañana; a esa hora se abrieron las puertas y la Virgen apareció ante sus devotos ataviada con la corona donada en 1922 por el matrimonio Espronceda Aparcero, sobre su peana de 1891 y colocada delante del presbiterio del templo, muy cercana a la miradas y plegarias de sus fieles hijos, que la esperaban con anhelo después dos meses de ausencia. Tras el rezo de Laudes y canto de la Salve, se inició la visita de reverencia del pueblo de Cantillana a su Bendita Madre y Señora. Dicha visita continuó hasta la 1 de la tarde y se reanudó a las 7 con la Virgen ya entronizada en su camarín, que fue abierto de manera excepcional para esta histórica jornada. A las 9 de la noche tuvo lugar la Santa Misa de Acción de Gracias por la feliz finalización de la restauración y seguidamente se rezó la Solemne Sabatina de Regla para implorar la intercesión de tan Celestial Mediadora. Concluyeron estos cultos a las 10 de la noche con el concierto de salutación y alabanza a Nuestra Señora de la Soledad por parte de la Orquesta de Cámara de Sevilla. La restauración de la carismática imagen de la Soledad se enmarca en el contexto de su próxima Coronación canónica, prevista para el 25 de mayo de 2024. Ante la relevancia de un acontecimiento de tal magnitud, la hermandad entendió que era un momento más que oportuno para acometer la restauración de su imagen titular en aras de preservar su enorme valía histórico-artística y su futura perdurabilidad, logrando así que la Santísima Virgen siga ejerciendo con totales garantías la misma función religiosa y devocional que ha cumplido durante siglos y debe seguir cumpliendo ante las generaciones venideras, además de alcanzar la máxima dignificación material y estética de la imagen de cara al jubiloso y magno acontecimiento de su Coronación Canónica.
Aproximación técnica a la restauración
La imagen de Virgen de la Soledad ha sido sometida a un proceso de estudio y restauración que se ha dilatado durante varios meses. Los trabajos han devuelto a la luz la policromía más antigua de la imagen y han supuesto la reposición de sus manos originales, sustituidas por otras talladas por Sebastián Santos en 1959. La restauración se ha llevado a cabo en las dependencias del Santuario por expreso deseo de la junta de gobierno y de sus devotos, que durante el cabildo en que se aprobó la intervención pidieron que la Virgen no abandonara su pueblo. Para esta delicada intervención la hermandad ha confiado en el restaurador Eduardo Martínez Pérez, experto en conservación y restauración, además de perito judicial de arte y antigüedades, que ha dirigido un equipo asesorado también por José Naranjo Ferrari, Doctor en Bellas Artes y profesor de la Universidad de Sevilla, y Antonio López Hernández, restaurador y profesor de Historia y Arte. Como evidencian las imágenes, los resultados son asombrosos, pues los diferentes repintes del siglo XX ocultaban una encarnadura de altísima calidad técnica que ha perdurado en el tiempo muy bien conservada bajo esa repolicromía, tanto en la cara como en las manos. La policromía rescatada ha devuelto a la imagen unos matices plásticos de gran verismo, en perfecta consonancia con sus volúmenes y con las manos originales recuperadas, cuya restitución ha supuesto todo un logro pues permite contemplar la impronta primitiva de la talla con total integridad. Todo lo cual aporta a la Virgen una contenida expresividad muy natural y solemne, tan propia de la estética con la que fue concebida. Eduardo Martínez reconoce que la calidad de composición material y ejecución de esta policromía la mantienen en un perfecto estado hasta nuestros días; para su análisis han sido fundamentales los estudios químicos testados en un laboratorio de Madrid por medio de técnicas como la espectrometría EDX, microscopio óptico y microscopio electrónico de barrido y las imágenes de tomografía axial computarizada, que han venido a determinar la naturaleza del estrato más antiguo sobre la estructura lígnea, ahora recuperado y formado por tres capas sucesivas de aparejo de yesos y carbonato cálcico con cola animal sobre la que se asienta la encarnadura. Su principal particularidad es el aspecto mineral o estuco que presenta a simple vista, la opacidad, uniformidad y carencia de craquelado hicieron pensar incluso en algún tipo de temple (pintura con base al huevo), pero los análisis han demostrado que es un óleo (pintura con base al aceite) con una alta carga de pigmento albayalde (blanco de plomo) y bermellón de mercurio (rojo intenso), junto con tierra ocre y mezclado con una carga de carbonato cálcico. Se han retirado hasta nueve clavos introducidos alrededor de una fenda longitudinal en el rostro, principal problema estructural de la imagen; dichos elementos metálicos han sido sustituidos por pequeñas espigas de madera y finalmente la reintegración, que se ha localizado sobre la fenda, frente y pecho, deterioros provocados por el uso de alfileres. Las conclusiones serán presentadas el próximo lunes 7 de agosto en una conferencia en el Santuario a las 8 y media de la tarde, donde se mostrarán imágenes inéditas, datos y análisis de todo el proceso, que confirman las fundadas hipótesis sobre las que se redactó el informe preliminar, presentado en la Delegación de Patrimonio del Arzobispado de Sevilla. La sagrada imagen de Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana es a la vez referente histórico y devocional cantillanero y una pequeña joya de la Semana Santa sevillana, es una de las pocas imágenes documentadas de la época (Juan de Santamaría, 1583) y una de aquellas primeras dolorosas en la moda impuesta por el manierismo de imágenes vestideras. Sin duda los principales logros de este proceso de restauración han sido atestiguar la singularidad y autenticidad de esta emblemática imagen y el permanente respeto y fervor del pueblo, que han permitido conservarla así hasta nuestros días.